 Estamos vigilantespara
defender la identidad de barrio Escalante
La Nación.Helena Fonseca |
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Administradora de empresas.Barrio Escalante no está a la
venta. No queremos que nos “diseccionen”. Nuestro barrio tiene un patrimonio
cultural histórico y una identidad. Quienes agradecemos a nuestros abuelos y
padres el haber acertado a traernos a vivir a este barrio queremos defender lo
que significa. Cafetales e ingenios albergaron generaciones que crecieron sin
brechas sociales. La Buenaventura Corrales albergó a estas generaciones del
barrio que iban a clases con niños sin zapatos y dieron cátedra de lo que debía
ser la solidaridad y la consideración para con otros. Grandes gestas políticas,
sociales e intelectuales se libraron. El gran acierto del transporte con el
ferrocarril y del comercio con la Aduana fueron parte de nuestra historia.
Atropello urbano. A los que
contemplamos las Tres Marías y el volcán Irazú todos los días al levantarnos
nos quieren imponer un edificio de 20 plantas, un proyecto de 25.775 metros
cuadrados de construcción para oficinas y comercio, con 1.200 plazas para
estacionamiento en la única zona que tiene el barrio con vocación de zona
verde, que es de un 6%, cuando lo exigible es un 10%.
Colinda con una zona que es
90% residencial: Lomas de Escalante. Un “atropello urbano” en dos fincas de
2.200 metros y 10.200 metros adquiridas en noviembre del 2007 y junio de este
año. ¿Cómo se mueven las cosas para tener un permiso de suelo a estas alturas
sobre una “quebrada entubada”, que realmente es una ramificación del río Torres
(quebrada de Los Negritos, problema que colapsa y desemboca en la UCR)?
Avanzan algunos permisos en
una “zona en estudio”. ¿Hay seriedad en los estudios? ¿Se ha dimensionado el
consumo energético? ¿La estrategia de transporte público en una zona de pocos
accesos y tocando la avenida 13, que es prácticamente avenida nacional? ¿Hay
estudios de suelo? ¿Tienen los suelos capacidad de carga en esta zona
susceptible a inundaciones, en una zona declarada de “alta fragilidad
ambiental”? ¿Recordamos el hundimiento de barrio Dent?
¿Cuál es el impacto de las
aguas residuales y de los desechos sólidos en este proyecto de alta densidad,
en el que se esperan 2.000 personas diarias? ¿Las fachadas de vidrio tendrán
efectos de refractividad y turbulencia sobre los vecinos? ¿El impacto escénico
y de ruido importa?
Como decía sabiamente
Eisenhower, anticipando las “movidas” del gran negocio militar actual en
Estados Unidos: “El precio de la libertad es la eterna vigilancia”. Estamos
vigilantes para defender la libertad de tener el barrio que recibimos: un
barrio con una identidad clara. Nuestra piel no es el negocio inmobiliario. No
nos vendan esto como “una inversión fuerte que costea la calidad de vida y
seguridad”, un “progreso” que nos elevará el costo de nuestras propiedades.
Hay cosas que no tienen
precio. Hay personas que quieren morir en el barrio que les vio nacer, y no en
una una mole de cemento. ¿Por qué no van a San José? Hay muchos edificios
abandonados. ¿Será que este suelo les ha costado más barato? Solicitamos
respetuosamente a Setena que haga un estudio serio y fiscalice este proyecto
para negar los permisos de construcción.
Algunos somos todavía
propiedad privada: no se vende, no se alquila y no se hipoteca. Queremos dejar
a nuestros hijos un barrio con una memoria histórica y cultural.
Esto no es sentimentalismo,
quizá sea sana rebeldía.
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